Es un trastorno de la niñez y la adolescencia que implica problemas de comportamiento a largo plazo (crónicos), tales como:
El trastorno de conducta ha sido asociado con:
El diagnóstico es más común entre varones.
Es difícil saber realmente qué tan frecuente es este trastorno, debido a que muchas de las cualidades necesarias para hacer el diagnóstico, tales como "actitud desafiante" y la "desobediencia de las reglas", pueden ser difíciles de definir. Para realizar un diagnóstico preciso, el comportamiento tiene que ser mucho más extremo que una simple rebeldía de adolescente o entusiasmo juvenil.
El trastorno de conducta a menudo está asociado con el trastorno de déficit de atención. Ambas afecciones conllevan un riesgo de que se presente adicción al alcohol u otras drogas.
El trastorno de conducta también puede ser un signo inicial de depresión o trastorno bipolar.
Los niños con trastorno de conducta tienden a ser impulsivos, difíciles de controlar y despreocupados por los sentimientos de los demás.
Los síntomas pueden abarcar:
Estos niños a menudo no hacen ningún esfuerzo por ocultar su comportamiento agresivo y pueden tener dificultad para hacer amigos verdaderos.
No existe ningún examen real para diagnosticar el trastorno de conducta. El diagnóstico se hace cuando un niño o adolescente tiene un antecedente de comportamientos de dicho trastorno.
Una exploración física y exámenes de sangre pueden ayudar a descartar afecciones que sean similares al trastorno de conducta. En raras ocasiones, una gammagrafía del cerebro también puede ayudar a descartar otros trastornos.
Para que el tratamiento sea efectivo, es necesario el compromiso estrecho de parte de la familia del niño. Los padres pueden aprender técnicas para ayudar a manejar la conducta problemática su hijo.
En casos de maltrato, es posible que sea necesario retirar al niño de la familia y ubicarlo en un ambiente menos caótico. El tratamiento con medicamentos o la psicoterapia se pueden utilizar para la depresión y el trastorno de déficit de atención, que normalmente ocurren con el trastorno de conducta.
Muchas escuelas de "modificación del comportamiento", "programas educativos y terapéuticos de salidas al campo" y "campamentos de entrenamiento de reclutas" se ofrecen a los padres como solución para este trastorno de conducta. Estos programas pueden emplear una forma de "terapia de ataque" o "confrontación" que realmente puede ser dañina y son técnicas para las cuales no existe ningún soporte investigativo. Los estudios sugieren que es más efectivo el tratamiento de los niños en el hogar junto con sus familias.
Si está contemplando la posibilidad de optar por un programa de hospitalización, cerciórese de analizarlo a fondo, ya que se han presentado lesiones serias y muertes relacionadas con algunos de estos programas y en muchos estados no están regulados.
Aquellos niños que presentan síntomas severos o frecuentes tienden a tener el pronóstico menos alentador. Las expectativas son igualmente desalentadoras para los individuos que presentan otras enfermedades, como trastornos del estado de ánimo y consumo de drogas.
Los niños con trastorno de conducta pueden llegar a desarrollar trastornos de personalidad como adultos, en particular el trastorno de personalidad antisocial. A medida que sus comportamientos empeoran, estos individuos también pueden desarrollar problemas a nivel legal o de drogas.
La depresión y el trastorno bipolar se pueden desarrollar en la adolescencia y a comienzos de la adultez. El suicidio y la violencia hacia los demás también son posibles complicaciones de este trastorno.
Consulte con el médico si su hijo:
El tratamiento oportuno puede ayudar.
Cuanto más temprano se inicie el tratamiento para el trastorno de conducta, mayores probabilidades tendrá el niño de aprender mejores técnicas de adaptación y de prevenir algunas de las complicaciones potenciales.
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