Es un tumor no canceroso del tejido delgado y transparente (conjuntiva) que recubre la parte blanca del ojo (esclerótica). Puede comprometer uno o ambos ojos.
La causa se desconoce, pero es más común en personas que han tenido exposición a la luz solar o al viento en exceso, como en el caso de aquellas personas que trabajan al aire libre.
Entre los factores de riesgo se pueden mencionar la exposición en áreas soleadas, polvorientas, arenosas o de mucho viento. Los granjeros, los pescadores y las personas que habitan cerca del ecuador a menudo están afectados. El terigión es poco común en niños.
El síntoma principal de un terigión es un área indolora de tejido blanquecino elevado, con vasos sanguíneos sobre el borde interno o externo de la córnea. Algunas veces, puede inflamarse y causar ardor, irritación o una sensación como de que hay algo extraño en el ojo.
El diagnóstico se confirma con un examen físico de los ojos y párpados. Por lo general, no se necesitan exámenes especiales.
No se requiere tratamiento, a menos que el terigión comience a obstruir la visión o cause síntomas que sean difíciles de controlar, en cuyo caso se debe extirpar por medio de cirugía. Use anteojos protectores y sombrero de ala para evitar que la afección reaparezca.
La mayoría de los terigiones no causan problemas y no requieren tratamiento. Si el terigión afecta la córnea, los resultados después de su extracción son buenos.
Un terigión puede retornar después de haber sido extirpado.
Las personas con terigión deben ser vistas por un oftalmólogo cada año, de manera que la afección se pueda tratar antes de que afecte la visión.
Consulte con un oftalmólogo si ha tenido un terigión en el pasado y los síntomas reaparecen.
La protección de los ojos contra la luz ultravioleta puede ayudar a prevenir esta afección.
Farjo QA, Sugar A. Pterygium and conjunctival degenerations. In: Yanoff M, Duker JS, eds. Ophthalmology. 3rd ed. St. Louis, MO: Mosby Elsevier; 2008:chap 4.9.