Corresponden a una afección en la que las rodillas permanecen ampliamente separadas cuando una persona se para con los pies y tobillos juntos. Se considera normal en los niños menores de 18 meses.
Rodilla vara; Piernas en O
Los niños nacen con las piernas arqueadas debido a su posición plegada en el útero de la madre, pero éstas comienzan a enderezarse una vez que el niño empieza a caminar y sus extremidades empiezan a soportar peso (aproximadamente entre los 12 y 18 meses de edad).
Hacia los tres años, el niño generalmente puede pararse con los tobillos separados y las rodillas apenas en contacto. Si las piernas arqueadas aún están presentes, entonces se dice que el niño es patizambo.
Las piernas arqueadas pueden ser causadas por enfermedades tales como:
Un médico generalmente puede diagnosticar las piernas arqueadas simplemente observando el niño. Se mide la distancia entre las rodillas mientras el niño se acuesta boca arriba.
Se pueden necesitar exámenes de sangre para descartar la presencia de raquitismo.
Es posible que sea necesario tomar radiografías si:
No se recomienda realizar ningún tipo de tratamiento para estos casos, a menos que la afección sea extrema. El médico debe evaluar al niño al menos cada 6 meses.
Si la afección es grave o si el niño también tiene otra enfermedad, se puede ensayar con zapatos especiales, dispositivos ortopédicos o férulas, aunque no está claro qué tan bien funcionan.
A veces, se lleva a cabo una cirugía para corregir la deformidad en un adolescente con arqueamiento grave de las piernas.
En muchos casos, el pronóstico es bueno y usualmente no se presentan problemas para caminar.
El arqueamiento de las piernas que no desaparece y no se trata puede llevar a que se presente artritis en las rodillas o las caderas con el tiempo.
Consulte con el médico si su hijo muestra arqueamiento persistente o progresivo de las piernas después de los tres años de edad.
No existe una forma conocida de prevenir las piernas arqueadas distinta a evitar el raquitismo. Cerciórese de que su hijo tenga exposición normal a la luz solar y niveles apropiados de vitamina D en la dieta.
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