Apnea en recién nacidos; AOP; Episodios cianóticos en recién nacidos; Episodios de coloración azulosa en recién nacidos; Crisis respiratoria en recién nacidos.
La apnea es la respiración que se vuelve lenta o se detiene por cualquier causa. La apnea de la prematuridad se refiere a episodios cortos de suspensión de la respiración en bebés nacidos antes de lo debido.
Hay algunas razones por las cuales los recién nacidos, especialmente los bebés prematuros, pueden presentar apnea, como:
Otras situaciones de estrés en un bebé prematuro o enfermo pueden empeorar la apnea, como:
Los recién nacidos, especialmente los prematuros, a menudo tienen un patrón de respiración irregular.
Estos bebés tendrán episodios cortos (de 5 a 10 segundos) de respiración superficial o de suspensión de la respiración (apnea). Estos episodios van seguidos de períodos de respiración normal.
Cuando la respiración es muy superficial o se detiene (apnea), el bebé igualmente puede experimentar una disminución en la frecuencia cardíaca, que se denomina bradicardia.
Algunos bebés también pueden presentar coloración pálida y aspecto de enfermos. Los episodios de apnea que duran más de 20 segundos se consideran serios.
Debido a que la mayoría de los bebés pretérmino y algunos bebés a término enfermos tienen algún grado de apnea, permanecen conectados a monitores en el hospital para vigilar su respiración, frecuencia cardíaca y niveles de oxígeno. La apnea o la disminución en la frecuencia cardíaca pueden hacer activar alarmas en estos monitores.
La forma de tratar la apnea depende de la causa, de la frecuencia con la cual se detiene la respiración y de la gravedad de dichos episodios. A los bebés que, a excepción de esto, parezcan saludables y presenten pocos episodios por día simplemente se los vigila. Asimismo, se los puede estimular suavemente durante los episodios ocasionales.
A los bebés que estén bien, pero que experimenten múltiples episodios en los cuales dejan de respirar, se les puede brindar una preparación de cafeína para ayudar a estimular la respiración. Algunas veces, la enfermera realizará aspiración en los bebés con apnea, cambiará su posición o usará una bolsa y una mascarilla para ayudarlos a respirar.
Se puede necesitar un posicionamiento adecuado, un tiempo de alimentación más lento, oxígeno y, en casos extremos, un respirador para ayudar con la respiración.
Los estudios no han podido demostrar un beneficio con el hecho de tener a los bebés conectados a monitores caseros, así que estos aparatos ya no se utilizan con mucha frecuencia.
La apnea es común en los bebés prematuros y la mayoría tiene desenlaces clínicos normales. Aunque no se cree que la apnea leve tenga efectos prolongados, la mayoría de los médicos piensa que la prevención de episodios múltiples o graves es mejor para el bebé en el largo plazo.
Los episodios de apnea que comienzan después de la segunda semana de vida o que duran más de 20 segundos se consideran más graves.
La apnea de la prematuridad generalmente desaparece hacia la trigésima sexta semana del bebé.
Carlo WA. Apnea. In: Kliegman RM, Behrman RE, Jenson HB, Stanton BF, eds. Nelson Textbook of Pediatrics. 19th ed. Philadelphia, Pa: Saunders Elsevier; 2011:chap 95.2.