| La piel es el órgano de mayor tamaño del cuerpo. Cerca de seis libras (unos 2.7 kilos) de piel cubren 18 pies cuadrados (unos 5.5 metros cuadrados) en un adulto promedio. La capa exterior de la piel se conoce como epidermis. Protege las capas subyacentes del mundo exterior y contiene células que producen queratina, una sustancia que impermeabiliza y fortalece la piel. La epidermis también tiene células que contienen melanina, la pigmentación oscura que le da a la piel su color. Otras células de la epidermis nos permiten tener el sentido del tacto y brindan inmunidad al cuerpo contra invasores externos como gérmenes y bacterias. La capa más profunda de la piel se conoce como hipodermis. Contiene las células de grasa, o tejido adiposo, que aíslan al cuerpo y ayudan a conservar el calor. La capa entre la hipodermis y la epidermis se llama dermis. Contiene las células que brindan fuerza, apoyo y flexibilidad a la piel. A medida que una persona envejece, las células de la dermis pierden fortaleza y flexibilidad, lo que causa que pierda su apariencia juvenil. En la dermis se encuentran los receptores de sensaciones. Permiten al cuerpo recibir estimulación del mundo exterior y experimentar presión, dolor y temperatura. Pequeños vasos sanguíneos proveen nutrientes a la piel y retiran los desechos. Las glándulas sebáceas producen grasa en la piel, que evita que se seque. La grasa de la glándulas sebáceas también ayuda a suavizar el pelo y a matar bacterias que podrían entrar por los poros. Estas glándulas de grasa están por todo el cuerpo, excepto en las palmas de las manos y las plantas de los pies.
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