La degeneración macular es un trastorno ocular que destruye lentamente la visión central y aguda, lo cual dificulta la lectura y la visualización de detalles finos.
La enfermedad es más común en personas de más de 60 años, razón por la cual a menudo se denomina degeneración macular asociada con la edad (DMAE o DME) .
|
Degeneración macular asociada con la edad (DMAE); DME
La retina se encuentra en la parte de atrás del ojo y transforma la luz e imágenes que entran a éste en señales nerviosas que se envían al cerebro. Una parte de la retina, llamada la mácula, hace que la visión sea más nítida y más detallada.
La degeneración macular por la edad (DME) es causada por daño a los vasos sanguíneos que irrigan la mácula. Este cambio en los vasos sanguíneos también daña dicha mácula.
Existen dos tipos de degeneración macular por la edad:
Los científicos no están seguros de lo que causa la DME. La enfermedad es poco común antes de los 55 años y con mucha frecuencia se observa en adultos de 75 años o más.
Otros factores de riesgo, además de la herencia, son:
Al principio, uno puede no tener síntomas. A medida que la enfermedad empeora, usted puede tener problemas con la visión central.
SÍNTOMAS DE LA DME SECA
El síntoma más común en la DME seca es la visión borrosa. Con frecuencia, los objetos en la visión central lucen distorsionados y opacos y los colores lucen desvanecidos. Uno puede tener dificultad para leer impresos o ver otros detalles, pero puede ver lo suficientemente bien para caminar o realizar actividades de rutina.
A medida que la enfermedad empeora, uno puede necesitar más luz para leer o llevar a cabo las tareas diarias. Una mancha borrosa en el centro de la visión se vuelve gradualmente más grande y más oscura.
En las fases tardías, uno puede no ser capaz de reconocer las caras hasta que las personas estén cerca.
SÍNTOMAS DE LA DME HÚMEDA
El síntoma inicial más común de la DME húmeda es que las líneas rectas aparecen torcidas y onduladas.
Puede haber una pequeña mancha oscura en el centro de la visión que se vuelve más grande con el tiempo.
La pérdida de la visión central puede presentarse muy rápidamente. Si esto ocurre, se necesita urgentemente una evaluación por parte de un oftalmólogo con experiencia en enfermedad retiniana.
A usted le harán un examen oftalmológico. Le pondrán gotas en los ojos para agrandar (dilatar) las pupilas. El oftalmólogo utilizará lentes especiales para observar la retina, los vasos sanguíneos y el nervio óptico.
El oftalmólogo buscará cambios específicos en la mácula y los vasos sanguíneos. Uno de los hallazgos iniciales en la DME seca son los depósitos amarillos en la mácula, llamados engrosamientos localizados.
Es posible que le pidan cubrirse un ojo y mirar a un patrón de líneas llamado rejilla de Amsler. Si las líneas rectas aparecen onduladas, puede ser un signo de DME.
Otros exámenes que se pueden hacer abarcan:
Si usted tiene DME seca grave o avanzada, ningún tratamiento puede restablecer la visión.
Si tiene DME incipiente y no fuma, una combinación de ciertas vitaminas, antioxidantes y cinc puede evitar el empeoramiento de la enfermedad. Sin embargo, esto no devolverá la visión que ya se haya perdido.
La combinación a menudo se denomina la fórmula "AREDS". Los suplementos recomendados contienen:
Sólo tome esta combinación de medicamentos si el médico la recomienda. Verifique que su médico conozca acerca de otras vitaminas o suplementos que usted esté tomando. Los fumadores NO deben usar este tratamiento.
AREDS también lo puede beneficiar si tiene antecedentes familiares y factores de riesgo para DME.
Los suplementos luteína y zeaxantina también sirven, aunque no son parte de la fórmula AREDS.
Si usted tiene DME húmeda, el médico le puede recomendar los siguientes tratamientos:
Las ayudas (como lentes especiales) y la terapia para visión baja pueden ayudarle a usar la visión que tiene de manera más efectiva y mejorar su calidad de vida.
El control minucioso con el oftalmólogo es importante.
En la DME, la detección temprana de cambios en la visión es muy importante. Esto lleva a un tratamiento oportuno y, con frecuencia, a un mejor desenlace clínico.
La mejor manera de detectar cambios es autoevaluándose en el hogar con una rejilla de Amsler. Evalúe individualmente cada ojo con la corrección de la visión que usted normalmente usa para leer.
AMD Alliance International: (877) AMD-7171; www.amdalliance.org.
La DME típicamente no afecta la visión lateral (periférica). Esto es muy importante, porque significa que nunca ocurre una pérdida de la visión completa a raíz de esta enfermedad. Este trastorno ocasiona únicamente la pérdida de la visión central.
La DME seca y leve por lo general no ocasiona una pérdida de la visión central que sea incapacitante. Sin embargo, no existe una forma de predecir quién padecerá una forma más grave de la enfermedad.
La DME húmeda a menudo lleva a que se presente una pérdida significativa de la visión.
En general, la degeneración macular puede provocar que usted pierda su capacidad para leer, manejar un automóvil y reconocer caras a una distancia. La mayoría de las personas con esta enfermedad ocular son capaces de comer, bañarse y realizar otras tareas habituales sin demasiada dificultad.
Esta afección puede dificultar el hecho de leer, trabajar en una computadora o conducir. Usted puede necesitar luz o aumento adicionales para realizar muchas de sus actividades normales.
Si usted padece DME, el médico le puede recomendar que revise su visión todos los días en una rejilla de Amsler. Llame al médico inmediatamente si las líneas aparecen onduladas o si nota cualquier otro cambio en su visión.
Aunque no hay ninguna manera conocida de prevenir la degeneración macular, los factores del estilo de vida pueden reducir el riesgo de desarrollar la enfermedad:
Visite al oftalmólogo regularmente para exámenes de dilatación ocular.
Benson WE. Acquired macular disease. In: Tasman W, Jaeger EA, eds. Duane's Ophthalmology. 15th ed. Philadelphia, Pa: Lippincott Williams & Wilkins;2011:chap 23.
Yanoff M, Cameron D. Diseases of the visual system. In: Goldman L, Ausiello D, eds. Cecil Medicine. 24th ed. Philadelphia, Pa: Saunders Elsevier; 2011:chap 431.