Es la etapa final de la infección por VIH, la cual produce un grave daño al sistema inmunitario.
Síndrome de inmunodeficiencia adquirida
El SIDA es la sexta causa importante de muerte en personas entre 25 y 44 años de edad en los Estados Unidos, pero en 1995 ocupaba el número uno. Millones de personas alrededor del mundo viven con VIH/SIDA, incluso muchos niños menores de 15 años.
El virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) causa el SIDA. Este virus ataca al sistema inmunitario y deja al organismo vulnerable a una gran variedad de infecciones y cánceres potencialmente mortales.
Las bacterias comunes, los hongos levaduriformes, los parásitos y los virus que generalmente no provocan enfermedades serias en personas con sistema inmunitario sano pueden provocar enfermedades mortales en las personas con SIDA.
Se ha encontrado el VIH en saliva, lágrimas, tejido del sistema nervioso, líquido cefalorraquídeo, sangre, semen (incluido el líquido preseminal, que es el líquido que sale antes de la eyaculación), flujo vaginal y leche materna. Sin embargo, se ha demostrado que sólo la sangre, el semen, los flujos vaginales y la leche materna transmiten la infección a otras personas.
El virus se puede diseminar (transmitir):
Otros métodos de propagación del virus son infrecuentes y abarcan lesión accidental con una aguja, inseminación artificial con semen donado infectado y trasplantes de órganos infectados.
La infección por VIH no se propaga por:
El SIDA y la donación de sangre u órganos:
Entre las personas con mayor riesgo de contraer el VIH están:
El SIDA comienza con una infección por VIH. Es posible que las personas infectadas con el VIH no presenten síntomas durante 10 años o más, pero pueden transmitir la infección a otros durante este período asintomático. Si la infección no se detecta y no se inicia el tratamiento, el sistema inmunitario se debilita gradualmente y se desarrolla el SIDA.
La infección aguda por VIH progresa con el tiempo (generalmente de unas pocas semanas a meses) a una infección por VIH asintomática (sin síntomas) y luego a infección sintomática temprana por VIH. Posteriormente, progresa a SIDA (infección por VIH avanzada con conteo de células T CD4 por debajo de 200 células/mm3).
Casi todas las personas infectadas con el VIH, de no recibir tratamiento, contraerán SIDA. Hay un pequeño grupo de pacientes en los que el SIDA se desarrolla muy lentamente o que nunca aparece. A estos individuos se los llama pacientes sin progresión de la enfermedad y muchos parecen tener una diferencia genética que impide que el virus cause daño a su sistema inmunitario.
Los síntomas del SIDA son principalmente el resultado de infecciones que normalmente no se desarrollan en personas con un sistema inmunitario sano. Éstas se llaman infecciones oportunistas.
En las personas con SIDA, el VIH ha dañado el sistema inmunitario, por lo que son muy susceptibles a dichas infecciones oportunistas. Los síntomas comunes son:
Nota: al principio, es posible que la infección con el VIH no produzca ningún síntoma. Sin embargo, algunas personas sí experimentan síntomas seudogripales con fiebre, erupción cutánea, dolor de garganta e inflamación de los ganglios linfáticos, generalmente entre 2 y 4 semanas después de contraer el virus. Esto se denomina síndrome retroviral agudo. Algunas personas con infección por VIH permanecen por años sin síntomas entre el momento en que se exponen al virus y cuando desarrollan el SIDA.
Las CD4 son un tipo de células T, que son células del sistema inmunitario. También se llaman "linfocitos T cooperadores."
La siguiente es una lista de infecciones y cánceres relacionados con el SIDA que las personas con esta enfermedad pueden adquirir a medida que su conteo de CD4 disminuye. Anteriormente, tener SIDA se definía como tener infección por VIH y contraer una de estas otras enfermedades. Hoy en día, de acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (Centers for Disease Control and Prevention), a una persona también se le puede diagnosticar SIDA si es VIH positiva y tiene un conteo de células CD4 por debajo de 200 células/mm3, incluso si no tiene una infección oportunista.
El SIDA también se puede diagnosticar si una persona presenta una de las infecciones oportunistas y cánceres que ocurren más comúnmente en personas con infección por VIH. Estas infecciones son poco frecuentes en personas con un sistema inmunitario sano.
Se pueden presentar muchas otras enfermedades y sus respectivos síntomas además de las que aparecen en esta lista.
Las siguientes enfermedades son comunes con un conteo de CD4 inferior a 350 células/mm3:
Enfermedades frecuentes con conteo de CD4 inferior a 200 células/mm3:
Enfermedades frecuentes con conteo de CD4 inferior a 100 células/mm3:
Enfermedades frecuentes con conteo de CD4 inferior a 50 células/mm3:
Además del conteo de CD4, se puede emplear un examen llamado nivel de ARN del VIH (o carga viral) para monitorear a los pacientes. Las pruebas de detección básica de laboratorio y las citologías vaginales regulares son importantes para vigilar la infección por VIH, debido al aumento del riesgo de cáncer cervical en mujeres inmunocomprometidas. Las citologías anales para detectar cánceres potenciales también pueden ser importantes tanto para hombres como para mujeres infectados con VIH.
En este momento, no existe cura para el SIDA. Sin embargo, se encuentran disponibles varios tratamientos que pueden ayudar a mantener los síntomas a raya y mejorar la calidad y duración de la vida de aquellas personas que ya han desarrollado síntomas.
La terapia antirretroviral inhibe la replicación del virus VIH en el organismo. Una combinación de varias drogas antirretrovirales, conocida como terapia antirretroviral de alta actividad (TAAA), ha sido muy efectiva en la reducción del número de partículas de VIH en el torrente sanguíneo. Esto se mide por medio de la carga viral (qué cantidad de virus libre se encuentra en la sangre). Impedir que el virus se replique puede mejorar los conteos de células T y ayudar al sistema inmunitario a recuperarse de la infección por VIH.
La TAAA no es una cura para el VIH, pero ha sido muy efectiva durante los últimos 12 años. Las personas tratadas con terapia antirretroviral de alta actividad y con niveles reducidos de VIH aún pueden transmitir el virus a los demás a través de las relaciones sexuales o el uso compartido de agujas. Hay buena evidencia de que si los niveles de VIH permanecen inhibidos y el conteo de CD4 permanece alto (por encima de 200 células/mm3), la vida se puede prolongar y mejorar significativamente.
Sin embargo, el VIH puede volverse resistente a una combinación de TAAA, especialmente en pacientes que no toman sus medicamentos en el horario debido cada día. Actualmente, hay disponibilidad de pruebas genéticas para determinar si una cepa de VIH es resistente a un fármaco en particular. Esta información puede servir para determinar la mejor combinación de fármacos para cada persona y para ajustar el régimen farmacológico si éste comienza a fallar. Estas pruebas se deben llevar a cabo cada vez que una estrategia de tratamiento comienza a fallar y antes de empezar la terapia.
Cuando el VIH se vuelve resistente a la terapia antirretroviral altamente activa, se tienen que emplear otras combinaciones de drogas para tratar de inhibir la cepa del VIH resistente. Existe una variedad de nuevas drogas en el mercado para el tratamiento del VIH farmacorresistente.
El tratamiento con terapia antirretroviral altamente activa tiene complicaciones, ya que es una combinación de diferentes medicamentos y cada uno tiene sus propios efectos secundarios. Algunos de estos efectos secundarios comunes son:
Cuando se utilizan por mucho tiempo, estos medicamentos aumentan el riesgo de ataque cardíaco, quizá incrementando los niveles de colesterol y glucosa (azúcar) en la sangre.
Cualquier médico que prescriba la terapia antirretroviral altamente activa debe hacerle un seguimiento cuidadoso al paciente por los posibles efectos secundarios. Además, cada 3 meses, deben hacerse exámenes de sangre para medir los conteos de CD4 y la carga viral del VIH. El objetivo es alcanzar un conteo de CD4 tan cercano a lo normal como sea posible y reducir la cantidad del virus del VIH en la sangre hasta un nivel que no se pueda detectar.
En la actualidad, se están investigando otros antivirales. Además, los factores de crecimiento que estimulan el crecimiento celular, como eritropoyetina (Epogen, Procrit y Recomon) y filgrastim (G-CSF o Neupogen), se utilizan algunas veces para tratar la anemia y los conteos bajos de glóbulos blancos asociados con el SIDA.
También se utilizan medicamentos para prevenir las infecciones oportunistas (como la neumonía por Pneumocystis jiroveci) si el conteo de CD4 está muy bajo. Esto mantiene a los pacientes con SIDA más sanos durante períodos de tiempo más largos. Las infecciones oportunistas se tratan cuando se presentan.
Actualmente no existe una cura para el SIDA y siempre es mortal sin tratamiento. En los Estados Unidos, la mayoría de los pacientes sobrevive muchos años después del diagnóstico debido a la disponibilidad de la terapia antirretroviral de alta actividad (TAAA). Esta terapia ha incrementado enormemente el tiempo de vida de las personas con VIH.
Las investigaciones continúan en las áreas de tratamientos farmacológicos y desarrollo de una vacuna. Sin embargo, los medicamentos para el VIH no siempre están disponibles en los países en desarrollo, donde la mayor parte de la epidemia es incontenible.
Cuando un paciente se infecta con el VIH, el virus comienza a destruir lentamente su sistema inmunitario, pero la velocidad de este proceso difiere en cada individuo. El tratamiento con terapia antirretroviral de alta actividad puede ayudar a retardar o detener la destrucción de dicho sistema inmunitario.
Una vez que el sistema inmunitario está seriamente dañado, esa persona tiene SIDA y en ese momento es susceptible a infecciones y cánceres que la mayoría de los adultos sanos no adquirirían. Sin embargo, el tratamiento antirretroviral aún puede ser muy efectivo, incluso en esa etapa de la enfermedad.
Solicite una cita médica si tiene cualquiera de los factores de riesgo para la infección por VIH o si presenta síntomas de SIDA. Por ley, los resultados de los exámenes para el SIDA deben ser confidenciales y el médico los revisará con usted.
Vea el artículo sobre comportamiento sexual seguro para aprender a reducir las probabilidades de contraer o diseminar el VIH y otras enfermedades de transmisión sexual (ETS).
Consejos para prevenir el VIH/SIDA:
Las prácticas de "sexo seguro", como el uso de condones de látex, son altamente efectivas para prevenir la transmisión del VIH. SIN EMBARGO, existe el riesgo de adquirir la infección incluso con el uso de condones. La abstinencia es el único método seguro de prevenir la transmisión sexual del VIH.
El comportamiento sexual de mayor riesgo es tener relaciones anales sin protección y el de menor riesgo es el sexo oral. Existe algún riesgo de transmisión del VIH al practicarle sexo oral a un hombre, pero es menos riesgoso que la relación vaginal sin protección. La transmisión del virus de mujer a hombre es mucho menos probable que la transmisión hombre a mujer. Practicar sexo oral a una mujer que no tiene su período tiene un riesgo de transmisión bajo.
Los pacientes VIH positivos que están tomando medicamentos antirretrovirales tienen menores probabilidades de transmitir el virus. Por ejemplo, las mujeres embarazadas que estén en tratamiento efectivo al momento del parto y que tengan cargas virales indetectables le transmiten el VIH a su bebé en un porcentaje menor al 1%, en comparación con un porcentaje que se encuentra entre el 13% y el 40% si no toman medicamentos.
El suministro de sangre en los Estados Unidos está entre los más seguros del mundo. Casi todas las personas infectadas con VIH a través de transfusiones de sangre recibieron esas transfusiones antes de 1985, año en el que comenzaron las pruebas para el VIH para toda la sangre donada.
Si usted cree que ha estado expuesto al VIH, busque atención médica INMEDIATAMENTE. Existe evidencia de que un tratamiento inmediato con medicamentos antivirales puede reducir las probabilidades de que la persona sea infectada. Esto se denomina profilaxis posexposición (PPE) y se ha utilizado para prevenir la transmisión en trabajadores de la salud lesionados por medio de punciones con agujas.
Hay menos información disponible acerca de la efectividad de la profilaxis posexposición para personas expuestas al VIH a través de actividad sexual o consumo de drogas inyectadas, pero parece ser efectiva. Si usted cree que ha estado expuesto, analice la posibilidad con un especialista reconocido (verifique con las organizaciones locales sobre el SIDA para obtener la información más reciente) lo más pronto posible. Cualquier persona que haya sido violada debe considerar los riesgos y beneficios potenciales de la profilaxis posexposición (PPE).
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