Consiste en un par de gammagrafías para medir la respiración (ventilación) y la circulación (perfusión) en todas las áreas de los pulmones.
Gammagrafía V/P; Gammagrafía de ventilación y perfusión; Gammagrafía de perfusión y ventilación de los pulmones
Una gammagrafía pulmonar de ventilación/perfusión se trata en realidad de dos exámenes, los cuales se pueden realizar por separado o juntos.
Durante la gammagrafía de perfusión, el médico inyecta albúmina radiactiva en una vena. A usted lo ubican en una mesa móvil que está bajo el brazo del escáner. La máquina rastrea los pulmones a medida que la sangre fluye a través de ellos con el fin de encontrar la ubicación de las partículas radiactivas.
Durante la gammagrafía de ventilación, usted inhala gas radiactivo a través de una máscara, mientras está sentado o acostado en una mesa bajo el brazo del escáner.
No es necesario dejar de comer (ayunar), hacer dietas especiales ni tomar medicamentos antes del examen.
Generalmente, se toma una radiografía de tórax antes o después de la gammagrafía de ventilación/perfusión.
Uno debe firmar una autorización y usar ropa hospitalaria o ropa cómoda que no tenga sujetadores metálicos.
La mesa puede sentirse dura o fría. Uno puede sentir una punzada aguda mientras le inyectan el material en la vena para la parte de perfusión del examen.
La máscara utilizada durante la gammagrafía de ventilación puede hacerlo sentir a uno nervioso por estar en un espacio pequeño (claustrofobia). Uno tiene que permanecer acostado e inmóvil durante el procedimiento.
La inyección del radioisótopo generalmente no causa ninguna molestia.
La gammagrafía de ventilación se utiliza para ver qué tan bien se desplaza el flujo de aire y sangre a través de los pulmones. La gammagrafía de perfusión mide el riego sanguíneo a través de los pulmones.
Una gammagrafía de ventilación y perfusión se realiza con mayor frecuencia para detectar un émbolo pulmonar (coágulo de sangre en los pulmones). Igualmente, se utiliza para:
El médico debe tomar una gammagrafía de ventilación y perfusión y luego evaluarla con una radiografía del tórax. Todas las partes de ambos pulmones deben absorber el radioisótopo de manera uniforme.
Si los pulmones captan cantidades del radioisótopo inferiores a lo normal durante una gammagrafía de ventilación o perfusión, puede deberse a:
Los riesgos son más o menos los mismos que ofrecen los rayos X (radiación) y las punciones con agujas.
El escáner no emite radiación; en su lugar, la detecta y la convierte en una imagen.
Hay una pequeña exposición a la radiación proveniente de los radioisótopos. Los radioisótopos empleados durante las gammagrafías son de corta duración y casi toda la radiación desaparece del organismo en unos pocos días. Sin embargo, como sucede con cualquier exposición a la radiación, se recomienda tener precaución con las mujeres embarazadas o lactantes.
Hay un riesgo leve de infección y sangrado en el sitio de inserción de la aguja. El riesgo con la gammagrafía de perfusión es igual que con la inserción de una aguja intravenosa para cualquier otro propósito.
En casos poco comunes, una persona puede presentar una alergia al radioisótopo, lo cual puede incluir una reacción anafiláctica seria.
Una gammagrafía pulmonar de ventilación y perfusión puede ser una alternativa de menor riesgo a la angiografía pulmonar para la evaluación de los trastornos del riego sanguíneo a los pulmones.
Es posible que este examen no brinde un diagnóstico absoluto, especialmente en las personas con enfermedad pulmonar. Se pueden necesitar otros exámenes para confirmar o descartar los hallazgos hechos a través de esta gammagrafía.
Este examen ha sido ampliamente reemplazado por la angiografía pulmonar por tomografía computarizada. Sin embargo, los pacientes con problemas renales o una alergia al medio de contraste pueden someterse a este examen con mayor seguridad.
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